Durante una semana recorrí el sur Marruecos por carretera.
La ruta comenzó en el mismo aeropuerto de Marrakech, donde tras recoger el coche de alquiler, pusimos rumbo hacia las montañas del Atlas. Tras atravesar esta cordillera (¡en febrero estaba bastante nevada!), nos adentramos en la zona de las mil kasbahs, llegamos hasta el desierto de Merzouga con sus espectaculares dunas para acabar la aventura callejeando por Marrakech.
Marrakech
La visita a la ciudad imperial de Marrakech la dejamos para los últimos días. Pasar de la calma del Desierto de Merzouga, durmiendo bajo las estrellas en una khaima, al caos y el bullicio de los zocos de Marrakech fue un buen ejemplo de los contrastes que se encuentran en Marruecos.
Marrakech guarda muchos tesoros entre sus callejuelas: palacios, mezquitas, gastronomía, zocos, hammams, etc. En mi blog os dejo una guia completa para preparar tu viaje a Marrakech.
Ait Ben Haddou
Una sorprendente fortaleza construida a base de arcilla y adobe. El ksar de Ait Ben Haddou está declarado como Patrimonio Mundial de la UNESCO y esta es una parada obligada de cualquier ruta por el sur de Marruecos.
Ouarzazate
En Ouarzazate hay dos puntos de interés que merecen una visita:
- La kasbah de Ouarzazate, en plena ciudad. Su interior está ricamente decorado con un estilo palaciego que contrasta con el adobe de su estructura.
- Los estudios de cine de Ouarzazate. Esta es la capital del cine de Marruecos y tendrás la oportunidad de ver los escenarios donde se han grabado grandes superproducciones de todo el mundo.
La kasbah de Amridil
Esta zona de Marruecos se la conoce como la ruta de las mil kasbahs, grandes casas fortificadas con almenas construidas a base de adobe.
Esta kasbah es una de las más importantes y mejor conservadas de Marruecos, además se encuentra rodeada por un extenso palmeral. La kasbah de Amridil es todo un icono nacional, de hecho aparece en los billetes de 50 dirhams.
Merzouga y sus dunas de arena
En Marruecos, la mayor parte del Desierto de Sahara se presenta como un desierto de tierra y pequeñas piedras. A excepción de un par de rincones donde las impresionantes dunas de arena se muestran exuberantes; en este viaje yo visité Merzouga.
Una de las cosas que más me atraía de visitar Marruecos era pasar una noche en una khaima en el desierto. ¡Una gran aventura viajera!
Además de estos maravillosos lugares, en un viaje a Marruecos no puede faltar la gastronomía local. Desde los desayunos caseros de los riads, hasta los platos más típicos como el couscous o el tajine ¡delicioso!