Una excursión por el antiguo Camino Real de Benimagrell, para disfrutar saludablemente paseando a pie, en bici o a caballo. Disfrutando del entorno ya que recorre las antiguas Torres de la Huerta de Alicante con conexiones directas con la Playa de San Juan, Sant Joan, Mutxamel y El Campello.
Atraviesa el bello paisaje huertano (viejos pozos, balsas de agua secas, viñedos, algarrobos, olivos, antiguas casas señoriales y por supuesto torres defensivas). Una manera de proteger las históricas Torres defensivas, de sensibilizarnos a favor de la defensa de nuestro rico Patrimonio histórico.
¿Quién las construyó, cuándo aparecieron, para la defensa de qué o contra quién?
Antiguamente esa zona era algo así como un vergel para la elaboración de vino; casi tres cuartas partes de la Huerta Alicantina se encontraba plantada de viñedos. Siendo la partida de La Condomina, una de las mas productivas del vino tinto más común, el denominado Aloque.
Una zona rica y fértil con una producción de alimentos tan selecta y única que no pasaba desapercibida, llegando a oídos de los temidos, piratas
berberiscos, famosos entre otras cosas por saquear zonas costeras. Los piratas además, aprovechaban las ventajas geográficas de la zona para un
desembarco fácil y una huída rápida.
Por ello, para protegerse de esa amenaza, las leyes de la época obligaban a todo aquél que deseara levantar una casa, a construir una torre de defensa vinculada a la vivienda. Creándose torres defensivas a lo largo y ancho de toda la Huerta de Alicante. Estas torres situadas en todo el litoral, como son la Torre Placia, la Torre Granja, la Torre el Ciprés o la Torre de Reixes formaban parte de un sistema de vigilancia y aviso que llegaban hasta otras torres mediante hogueras. En ese momento se originó la expresión popular: «no hay moros en la costa».
Durante el siglo XVI y el siglo XVII, se llegó a contar 33 Torres de defensa construidas, en la actualidad quedan 25 repartidas por la huerta de Alicante.
Aunque en sus orígenes las torres compartieron un fin común, a día de hoy algunas de ellas parecen tener destinos diferentes. Debido a que mientras unas sufren un estado de deterioro y abandono, otras se han reconvertido en prósperos negocios y bellas casas con historia.
Lo que esta claro, que estas torres de defensa son testigos mudos de la historia de la ciudad de Alicante de los últimos cuatro siglos.
Por eso amigos, la próxima vez que os encontréis con una de estas torres de defensa, sabed que probablemente en algún momento de la historia se vivió un verdadero «Juego de Tronos». Traiciones, alianzas, amores, desengaños, sangre, vino, derrotas, victorias, eran el «pan de cada día». Y todo por y para la defensa de la Huerta de Alicante.
Aquí tenéis una relación de las Torres, con sus curiosas características y un plano para que podáis visitarlas.
Artículo escrito por Alifornia