Una de las mejores maneras de visitar Bulgaria y Macedonia del Norte es alquilando un coche y hacerlo por carretera, aunque si incluís este último país, el precio del alquiler se elevará a casi el doble por temas de seguros y demás.
Ambos países son muy económicos, tanto a la hora del alojamiento, como para comer, visitas, compras, etc, por lo que son ideales cuando no se dispone de mucho dinero ahorrado, además todavía se pueden visitar de manera tranquila y sosegada, sin demasiadas aglomeraciones de turistas, algo difícil de conseguir hoy en día.
Al regresar de nuestro roadtrip de 10 días, nos quedamos con ganas de más, de seguir descubriendo el país, por lo que no descartamos volver en un futuro, lo que significa que nos gustó mucho, que tiene mucho que ofrecer, y que no os decepcionará.
Dicho esto pasó a relataros cómo fue nuestra ruta, en la que Sofía, la capital búlgara, la visitamos al final, aunque si os interesa podéis hacerlo el primer día perfectamente, depende de vosotros, pero nosotros hicimos noches en el Monasterio de Rila, Macedonia (Skopje, Ohrid), Melnik, Plovdiv, Veliko Tarnovo y Sofía.
Como al principio íbamos a visitar Macedonia del Norte, nuestra primera parada fue el Monasterio de Rila (Рилски Манастир), a 117 km al Oeste de Sofía (menos de 2 horas de coche), Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1983, uno de los lugares imprescindibles del viaje que se ha convertido en icono de Bulgaria.
Se trata de un monasterio del s. X escondido a 1.147 metros de altura entre montañas de 3.000 metros, donde los más de 1.000.000 de visitantes que recibe al año, se impregnan de magia, espiritualidad y paz, donde, si lo deseáis, podéis pasar la noche, como en la mayoría de monasterios de Bulgaria, en habitaciones pequeñas y sobrias.
Unas 3 horas de coche, en parte debido al pésimo estado de las carreteras en Macedonia del Norte y al paso de la aduana o frontera, llegamos a la capital del país, Skopje o Skopie, una ciudad que calificaría como “extraña” , dividida en dos por el río Vadar, al Sur la ciudad moderna y al Norte na parte más interesante, histórica y cultural, el Barrio Turco o Čaršija (Karsija).
Este barrio, repleto de pequeñas callejuelas con tiendas de souvenirs, joyas o antigüedades, es donde se elevan los minaretes de las mezquitas, como la Mezquita de Mustafa Pasha o la Murat Pasha Mosque, o los Baños Turcos Daut Pašin Amam o Hamam Daut Paša y Cifte Amam, ambos convertidos en galerías de arte, que conviven con la Iglesia de Sveti Spas o San Salvador, lo que nos habla de la variedad etnica y religiosa de este país al que el nombre le va como anillo al dedo.
No se concibe un barrio así sin sus mercados o bazares, de modo que podréis pasear por el Bezisten (Bedesten o Bedestan) o mercado cubierto, pero sobretodo por el Bazar (Bit Pazarska), el mercado descubierto más antiguo de la ciudad, donde turistas se mezclan con especias, fruta, carne, etc.
Frente a la Gran Fortaleza de Skopje o Kale, está el Puente de Piedra o Kamen Most, de 214 m de largo y 6 de ancho, el más antiguo de Skopje, que une la ciudad vieja con la parte moderna.
Es aquí, en la zona más “europea”, donde Skopje, todavía en construcción nos desconcertó, debido principalmente al proyecto Skopje 2014 por el que los políticos se están gastando cantidades indecentes de dinero en convertir a esta ciudad en más monumental.
El Puente de Piedra da a la Plaza Macedonia o Makedonian Square, donde veréis muchas de las estatuas de las que he estado hablando antes, el más destacado, la estatua de Alejandro Magno.
No podéis abandonar Skopje sin visitar el legado de su ciudadana más famosa, la Madre Teresa, cuyo nombre real es Agnes Gonxha Bojaxhiu, Nobel de la paz en 1979, que posee aquí el Memorial House de la Madre Teresa de Calcuta.
Entre Skopje y Ohrid hay varios puntos en el camino donde deberíais hacer un alto y visitarlos, primero porque son muy interesantes, pero también porque se visitan rápido y harán este trayecto más cómodo y llevadero.
La primera parada debería ser en Tetovo, cerca de la frontera con Kosovo, la segunda ciudad más grande del país, donde destaca por encima de todo la Mezquita más hermosa de Macedonia, Šarena Džamija (Pasha Džamija, Aladja Djamija o mezquita Motley) o Mezquita pintada, pues su exterior está completamente pintado, lo que a muchos les parece una baraja de naipes, a mí me recordó a las formaciones defensivas de romanos en los cómics o películas de Astérix y Obélix.
Seguimos hacia el Sur, donde podéis o bien atravesar el Parque Nacional Mavrovo, el más grande de los tres que posee Macedonia, o rodearlo para ahorrar tiempo, pero si es así no podréis visitar el Monasterio Sv. Jovan Bigorski (Manastir Sv. Jovan Bigorski), que parece más una fortaleza medieval, y que no os defraudará.
Poco después aparece ya el Lago Ohrid, de aguas cristalinas, Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad desde 1979, separando Albania de Macedonia, cuya ciudad más importante se llama igual, Ohrid.
Conocida como la pequeña Jerusalén por haber tenido cerca de 365 templos, Ohrid, cuya parte veja está llena de esterechas y empinadas callejuelas empedradas flanqueadas por casas de paredes blancas y lisas, con los marcos de ventanas y puertas de color cacao, cuenta con todo lo necesario para recoger los miles de turistas que llegan aquí en los meses de verano, playas, bares, restaurantes, pero sobretodo un buen número de lugares turísticos de interés como las iglesias Sveta Sofia o Iglesia de Santa Sofía, catedral de Ohrid en el s. XI, y que aparece en los billetes de 1.000 dinares macedonios; Sveta Bogorodica Bolnichka (Santa Maria Bolnichka), antiguo hospital de mujeres; Sveti Nikolai Bolnichki (San Nicolás Bolnichki), frente a la anterior, hospital de hombres; Iglesia Madre de Dios en Kamensko; Iglesia de la Gloriosa Madre de Dios o Sveta Bogorodica Perivleptos (Perivlepta); Iglesia de San Constantino y Santa Elena; Iglesia de San Pantaleón o Sveti Panteleimon, rodeada por una serie de mosaicos del siglo IV; o la Iglesia de San Juan Kaneo o Sveta Jovan Kaneo, posiblemente el rincón más bonito y fotografiado de Ohrid.
Pero no sólo de iglesias “vive el hombre”, la localidad tiene una muralla con dos antiguas puertas, una en pleno centro de Ohrid, cerca del puerto, la Puerta Baja o Lower Gate, y otra más cerca del Castillo o Fortaleza de Samuel o Car Samoil, del 478 d.C, que domina Ohird y su lado, la Upper Gate o Puerta de Alta, por donde se accede al Anfiteatro, el único resto de la época griega en Macedonia.
Como Skopje, Ohrid también tiene su propio barrio turco, el barrio Mesokastro, aunque no tan marcado y diferenciado, es la “sede” de dos mezquitas del s. XVI, la Mezquita de Ali Pasha (1573), y la Mezquita Zeinel Abedyn Pasha (1590).
Desde aquí regresamos a Bulgaria, entrando en el país por el Suroeste, llegando a la pequeña ciudad de Melnik tras más de 5 horas de coche (324km) frontera incluida, rodeada de montañas de roca caliza de color marrón de alrededor de 100 metros de altura.
En Melnik nos dio la sensación de haber ido atrás en el tiempo, calles estrechas, sin asfaltar, donde no había apenas turistas, y todo ello pese a estar en la ciudad más pequeña de Bulgaria y probablemente de todo el mundo, con poco más de 200 habitantes pues llegó a albergar más de 25.000 personas en unas 1.300 casas, y poseía más de 70 iglesias y mantienen ese estatus.
Visitar Melnik es muy recomendable por la gran cantidad de casas del Renacimiento búlgaro de los siglos XVIII al XIX bien conservadas que la han convertido en una ciudad-museo (96 edificios son monumento nacional), algunas de las cuales se pueden visitar, por esas formaciones rocosas de forma piramidal de las que os he hablado antes, por la calidad de sus vinos, que se puede degustar en algunas de sus bodegas, y por las numerosas mehanas (restaurantes típicos búlgaros) donde deleitaros con la gastronomía local.
Los alrededores de Melnik también esconden tesoros dignos de visitar, como el monasterio medieval de Rozhen, en búlgaro Rozhensky Manastir, en la pequeña población de Rozhen.
de poco más de 10 habitantes. También por la zona nació el esclavo más famoso y legendario de la historia, Espartaco.
La carretera que une Melnik y Plovdiv transcurre entre la cordillera de Ródope, de modo que recorrer los 163 kilómetros que nos separaban de Shiroka Laka nos llevaron más de 3 horas y media.
Shiroka Laka, una pequeña población de menos de 600 habitantes, es el lugar más bonito de la zona, un precioso pueblo de montaña con varios ejemplos de casas del Renacimiento Nacional Búlgaro (S. XIX) rodeadas de naturaleza y aire puro.
Después de comer seguimos en dirección a Plovdiv, por una carretera como por la que llegamos, hasta llegar a la carretera 86, que abandonamos unos 40 kilómetros después para visitar uno de los lugares de Bulgaria que más nos ha gustado, los Puentes Maravillosos (Chudnite Mostove, The Wonderful Bridges, Skalnite Mostove o The Rock Bridges), uno de los fenómenos naturales más interesantes de Bulgaria, aunque para llegar nos tuvimos que desviar 55 kilómetros por carreteras secundarias de montaña.
Antes de llegar a Plovdiv, hicimos dos paradas/visitas más, una en el Monasterio de Bachkovo, protegido todavía por las montañas de la cordillera Ródope, el segundo templo más grande de Bulgaria, y otra en la Fortaleza de Assen. a sólo 10 minutos de coche del Monasterio de Bachkovo, y desde donde hay unas vistas espectaculares, ambos puntos muy cerca de nuestro destino.

Roadtrip por Bulgaria y Macedonia del Norte
Finalmente llegamos a Plovdiv, junto a Sofía y el Monasterio de Rila uno de los imprescindibles de Bulgaria.
Plovdiv, con alrededor de 400.000 habitantes, es la segunda ciudad más grande del país, y una de las más antiguas de Europa y del mundo, con más de 6.000 años de “vida”, por lo que en su casco antiguo encontraréis vestigios de los tracios del año 4.000 a.C. como el Nebet Tepe o las ruinas de Eumolpias o romanos como el Estadio Romano o Circo Romano (Antiguo Stadium de Philippopolis), construido en el s. II con una capacidad para 30.000 personas, el Odeón de Philippopolis, que era la sede del gobierno municipal y daba cabida a unas 350 personas, el Foro Romano, centro económico y político, los mosaicos del Centro Cultural Trakart, el Teatro Romano de Trajano, del s.II d.C., compuesto por 14 gradas, y que tenía aforo para 6.000 personas, o las ruinas del Foro de Philippopol, restos romanos del s. II.
Además de eso, podréis admirar y entrar a la Mezquita Dzhumaya, de mediados del s.XV, pues merece la pena admirar su interior decorado con motivos florales y versículos del Corán o cualquiera de sus muchas iglesias ortodoxas como la Iglesia Sveta Marina, cuyo elemento más destacable es el precioso campanario de madera separado de la iglesia y con forma de pagoda; la Iglesia de Sveta Bogoroditsa, que es la Catedral que domina Plovdiv desde lo más alto tras una larga escalinata de piedra; la Iglesia de Sveta Nedelya, cuyo valioso iconostasio de madera de nogal está en bastante mal estado; la Iglesia de Sveti Konstantin y Elena o San Constantino y Santa Elena, la más antigua de Plovdiv; o la Iglesia de la Asunción de la Santa Madre, por citar algunos ejemplos.
Sin embargo, lo más alucinante de Plovdiv no es esto, son las calles empedradas del Casco Histórico repletas de mansiones construidas durante el periodo del Renacimiento búlgaro (s. XVIII-XIX), que gracias al proceso de restauración tiene casi el mismo aspecto que a mediados del s. XIX, convirtiéndolo en el más bonito de Bulgaria. De este modo podréis admirar y entrar en muchas de estas grandes casas (se conservan alrededor de 150) por un precio de 2 ó 3 €, convertidas en auténticos museos, como la Casa Lamartine, construida en 1830 y que perteneciente a la Unión de Escritores Búlgaros; la Casa Lamartine; la Casa Zlatyu Boyadjiev, con 72 lienzos del nativo de Plovdiv Zlatyu Boyadjiev (1903-1976); la Casa Balabanov con muebles y utensilios de la época auténticos y de estilo barroco; la Casa Hindlian, una de las más suntuosas de Plovdiv; la Casa de Dimitar Gueorguiadi, ubicada en un edificio de entre 1846 y 1848 y que alberga el Museo Histórico Exhibición del Renacimiento; la Casa Nedkovich, de 1863; la Casa Bakalova; la Casa Bayatova; o la más espectacular de las viviendas de la época del Renacimiento Nacional Búlgaro, que ahora ocupa el Museo Etnográfico Regional (7) y que era la casa del rico comerciante Argir Kuyumdzhioglupor, conocida como Casa Kuyumdjieva, muy cerca de las viejas murallas romanas que todavía conservan la puerta de acceso a la ciudad, la Hissar Kapiya.

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Junto al casco antiguo, en pleno centro, está la calle Aleksandrovska (Knyaz Alexander), una calle peatonal con fachadas art noveau, la zona más animada de Plovdiv, donde se ubican las tiendas más cosmopolitas, los cines, las galerías, los cafés o los bares, con el Ayuntamiento en la Plaza Central y los jardines del Zar Simeón, un gran espacio verde que hace de pulmón de Plovdiv, junto a él.
La distancia que hay entre Plovdiv y Veliko Tarnovo se puede realizar perfectamente en un día haciendo varias paradas para ver pueblos o monumentos muy interesantes, como en Shipka, donde destaca el Monasterio Shipchenski «Nacimiento de Cristo» en las afueras de la ciudad.
Esta hermosa iglesia ortodoxa fue construida de 1885 a 1902 gracias a las donaciones de Rusia, y destaca por las fabulosas cúpulas doradas en forma de cebolla tan típicas de ese país.
Cerca de allí intentamos visitar algunas de las tumbas tracias que hay en los alrededores de Kazanlak, que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, como la Tumba tracia de Kazanlak, pero estaba cerrada porque era pascua, así que lo intentamos con dos tumbas más no muy lejanas, y tampoco abrían ese día.
La siguiente parada obligaga en el camino es en Tryavna, de unos 10.000 habitantes, una maravilla de lugar donde se palpa el espíritu renacentista de sus casas construidas durante este período con un diseño arquitectónico propio: plantas bajas de formas irregulares donde se instalaban los artesanos y comerciantes y plantas superiores con ventanas ornamentadas con molduras de madera y tejados cubiertos de losas trabajadas.
Pasear sin rumbo por las calles empedradas del casco antiguo e ir visitando algunas de estas bonitas casas del Renacimiento Nacional búlgaro es a lo que nos dedicamos durante las siguientes 3 horas, empezando por la plaza principal del pueblo, la Plaza Kapitan Dyado Nikola, donde se eleva la Torre del Reloj, símbolo del pueblo, y frente a la que está el Shkoloto o la vieja escuela, construida entre 1836 y 1839, donde se puede ver cómo se llevaba el proceso de aprendizaje en una clase de mediados del s.XIX, cómo escribían, cómo eran las mochilas, etc.
Allí también está la Iglesia del Arcángel San Miguel o Iglesia de Sveti Arhangel Mihail, del s. XII aunque reconstruida en 1821, y al lado de la torre el Puente de Piedra, del s. XIX, que da acceso la calle comercial de Tryavna y algunas de sus bonitas casas museo donde descubrir la forma de vida de los habitantes de Tryavna en el siglo XIX como la Casa Museo Daskalov (1804-1808), en una de las calles más bonitas del país; la Casa Slaveykov, donde destaca la rica decoración; la Casa Museo Slaveikov, en la que el poeta Petko Slaveykov (1827-1895) y su esposa Irina criaron a sus siete hijos; la Casa Raykov, donde nació en 1864 Pencho Raykov, el primer profesor de química de Bulgaria; o la Casa Museo Kalinchev, convertida en una mehana o taberna. Si tenéis tiempo también podéis visitar el Museo del Icono y el único Museo de Arte Asiático y Africano de los Balcanes, como veis Tryavna tiene mucho que ofrecer.
Las últimas noches antes de regresar a Sofía las pasamos en Veliko Tarnovo, antigua capital de Bulgaria de unos 70.000 habitantes donde empezamos a visitar sus alrededores.
La cercana Arbanasi, un pequeño pueblo de alrededor de 1.500 habitantes usada como residencia de verano por la nobleza de Veliko Tarnovo donde paseamos por sus calles entre mansiones de dos plantas, de piedra y vigas de madera, rodeadas de unas murallas de piedra, pero donde fuimos sobretodo en busca de la Iglesia de la Natividad, considerada la más importante obra pictórica religiosa de Bulgaria y una de las más bellas de todos los Balcanes, además de la más antigua de las iglesias ortodoxas de Arbanasi, cuyo interior está completamente decorado con frescos excepcionales, que nos muestran escenas bíblicas, el cielo y el infierno, santos, vírgenes…
A unos 10 km de allí merece la pena acercarse al Monasterio Preobrazhenski o Monasterio de la Transfiguración, bajo unos acantilados verticales sobre la orilla izquierda del río Yantra, con una estructura diferente a la mayoría de monasterios, ya que posee un aspecto fortificado debido a la adaptación del monasterio a la ortografía del terreno, pues parece encajado entre la pared y el precipicio.
Después de estas dos visitas, regresamos a Veliko Tarnovo para empezar con la ciudad, primero por el barrio más antiguo, Asenova, junto al río Yantra, justo debajo de la fortaleza de Tsarevets y su principal atractivo son las 5 iglesias se encuentran en apenas un km², la Iglesia de los Cuarenta Mártires, la Iglesia de la Asunción, la Iglesia de San Dimitri de Tesalónica, la Iglesia de San Pedro y San Pablo o Sveti Petr y Pavel, y la Iglesia de Sveti Georgi, unidas por calles empedradas a un lado y otro del río.

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Seguimos por la Fortaleza de Tsarevets, símbolo de Veliko Tarnovo, imponente desde el exterior y en cuyo interior destaca la Iglesia Patriarcal “Ascensión de Cristo”, cuya torre se puede ver desde cualquier punto de Veliko Tarnovo o la Roca de las Ejecuciones, en la parte norte, desde donde se lanzaba a los traidores al vacío. La fortaleza es donde algunas noches se celebra el espectáculo «Luz y Sonido», que cuenta la gloriosa y trágica historia de Bulgaria a través de música, luces, rayos láseres y campanas de iglesia, lo que lo convierte en un atractivo único en el país.
Otro barrio que no puede faltar en vuestra visita a Veliko Tarnovo es su casco antiguo, Varosha, situado en una colina, donde pasear por sus calles empedradas, con sus casas encaladas y sus edificios del Renacimiento Nacional Búlgaro, como la Serafkina Kâshta, de 1861, convertida en museo, verdadera obra maestra arquitectónica de la ciudad.
En el mismo barrio está la Sveta Bogoroditsa, la Catedral de Veliko Tarnovo y la iglesia más grande de la ciudad, de cuyo exterior sobresalen sus verdes cúpulas de estilo neobizantino, el Museo de la Reactivación y Asamblea Constituyente, ubicado en una imponente mansión, que fue el ayuntamiento turco edificado en 1872, el Museo Arqueológico, o el Samovodska Charshiya, es decir, el Viejo Bazar, donde talleres artesanales, tiendas de recuerdos y galerías conviven en la zona más animada y más turística de la ciudad.
De la Ciudad Nueva sólo destacaré el Memorial de la guerra de la Madre Bulgaria, frente a la Oficina de Información Turística, y “bajo” la misma, en el último barrio interesante de la ciudad, el Barrio Sveta Gora, de donde sobresale el Monumento Asenevtsi, que conmemora es la fundación del Imperio Búlgaro y desde donde tendréis unas bonitas vistas de todas las casas del centro de Veliko Tarnovo.
El último tramo de este roadtrip, el que une Veliko Tarnovo con Sofía, podríamos haberlo hecho por la carretera principal, sin desviarnos, pero entonces nos hubiéramos perdido dos de las cuevas más espectaculares de Bulgaria.
La primera que aparece en el camino es la Cueva Devetashka, a 18 kilómetros al noreste de Lovech y a 2 de Devetaki., habitada durante casi todas las épocas históricas desde mediados de la Edad de Piedra, hace unos 70.000 años a.C. Declarada monumento natural en 1996, fue usada para rodar varias escenas de la película Los Mercenarios 2 (2011), protagonizada por Sylvester Stallone, Jason Statham, Jean-Claude Van Damme, Bruce Willis, y Arnold Schwarzenegger entre otros.
La sguiente es una de las cuevas más populares y de fácil acceso de Bulgaria, la Cueva de Projodna o Prohodna, a 2 km del pueblo de Karlukovo, a 112 km de Sofía. La cueva es un puente de roca natural con una longitud de 262 m, es decir, que posee dos entradas, y está iluminada de manera natural además de por ellas, por las aberturas naturales del techo, llamadas “okna”, colocadas lado a lado y con la misma forma de almendra de manera que parecen dos grandes ojos observandonos conocidos como “Los ojos de Dios” y a veces “Los ojos del Diablo”.

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Sólo nos queda conocer Sofía, capital y ciudad más grande de Bulgaria, con una población de más de 1.250.000 personas, fácilmente abarcable en un día.
Empezamos la visita por la Iglesia de Boyana, una joya Patrimonio de la Humanidad por UNESCO (desde 1979), en las afueras de la capital búlgara, donde lo más impresionante son sus espectaculares frescos, unas magníficas pinturas del año 1259 de la cultura búlgara medieval, realizadas con una técnica impecable y con gran complejidad y realismo, las primeras pinturas con aspecto tridimensional que se conocen.
Ya en el centro de Sofía, empezamos una ruta lógica para ver todo lo importante de la ciudad justo en el Vassil Levski National Stadium, campo de fútbol del CSKA de Sofia y del Levski, situado en el Borisova Gradina o Jardín de Boris, el pulmón de la urbe, donde también encontraréis diversas esculturas de personajes célebres nacionales y de la antigua URSS.
Muy cerca está la Universidad de Sofia «San Kliment Ohridski» y justo al lado la Biblioteca Nacional.
Avanzando por el bulevar Osvoboditel os encontraréis el monumento al Zar Libertador o Zar Osvoboditel frente a la Asamblea Nacional, poderoso edificio blanco de estilo neo-renacentista y detrás la Catedral Alexander Nevski o San Alexander Nevsky, símbolo de Sofía, el monumento más fotografiado de todos, una espectacular, descomunal e imponente iglesia ortodoxa de 3.170 m², 72 metros de largo, capacidad para 5.000 fieles y un campanario de 53 m. en cuyo impresionante exterior destacan las dos cúpulas de oro debajo de las cuales hay otras de color verde, de bronce «oxidado» por el paso del tiempo.
Prácticamente en frente se celebra el famoso mercadillo de antigüedades, una trentena de puestos con objetos antiguos, sobretodo militares y de la época comunista, y también la Iglesia de Santa Sofía o Sveta Sofia, la más antigua de la ciudad, junto a la que podréis fotografiar la Tumba del Soldado Desconocido, que recuerda a los Caídos Búlgaros en la I Guerra Mundial.

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Relativamente cerca nos encontramos con uno de los edificios más importantes de la ciudad, Opera Nacional, y la Iglesia Rusa de San Nicolás o Sveti Nikolai, una de las más bonitas de Sofía, con exterior de tejados verdes y cinco cúpulas doradas en forma de cebolla sobre muros blancos.
Todo está cerca, así que en nada os plantáis en el Teatro Nacional Ivan Vazov, de estilo barroco, el antiguo Palacio Real, que alberga la Galería Nacional de Arte, con las obras maestras del arte búlgaro, el Museo Nacional de Etnografía. Y el Palacio Presidencial, en cuyo patio interior están las famosas ruinas de la Rotonda de San Jorge o Sveti Georgi Rotunda, el edificio más antiguo de la Sofía.
De allí a la Catedral de Sveta Nedelya, una magnífica iglesia ortodoxa abovedada famosa por sus murales de estilo bizantino con una gran cúpula de más de treinta metros, hay 3 minutos andando, y lo mismo hasta el famoso Bulevar Vitosha, que nace frente al edificio de estilo neoclásico del Palacio de Justicia.
Hacia el otro lado de la Rotonda está la Sede del Partido Comunista de Bulgaria, un imponente edificio parte de la Historia reciente de Bulgaria, que ahora son despachos y salas para los parlamentarios, el Museo Nacional de Arqueología, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, y el paso subterráneo que conduce a la estación de metro «Serdica», donde hay un extraño templo del s. XI, «Sveta Petka Samardzhiyska».
La Mezquita de Banya Bashi, de 1576, es la única en activo, y en la plaza donde se ubica también están los Baños Minerales, convertidos en el Museo de Historia Regional de Sofía.
Delante de la mezquita está el Hali o Mercado Central de Sofía, dentro de un edificio neoclásico construido en 1911, y unos metros más allá la Sinagoga morisca de Sofía, la tercera más grande de Europa.
Otro mercado tradicional, el Zhenski Pazar o Mercado de las mujeres, también es digno de mencionar y está por la zona, y desde allí, regresando hacia el Bulevard Vitosha, en la Plaza Sveta Nedelya, hay una estatua femenina de metal representando a Sveta Sofia, la Santa Sabiduría, a 24 metros de altura.
Así llegamos de nuevo en el bulevar popular «Vitosha», uno de los lugares favoritos para los visitantes y residentes de la capital, la calle comercial de Sofía y la más elegante, donde es ideal descansar en alguna de sus terrazas después de la visita a la capital de Bulgaria.
Artículo escrito por: Los viajes de Héctor