No importa si conoces ya Indonesia o no, aquí encontrarás motivos para decidirte por ella en tu próxima escapada.
Acabas de terminar tus vacaciones. Vienes de un lugar remoto. Estás cansad@, necesitarías mínimo otros quince días para recuperar fuerzas. Y encima, la casa patas arriba, con el equipaje a medio deshacer.
Pero por tu cabeza siguen rondando mil cuestiones… Y es que… aún así estás intentando planear ya las siguientes vacaciones. ¿O me equivoco?
Tus conocidos venga a preguntarte cuál será el próximo destino y tú juras y rejuras que no vas a hacer un viaje tan largo la próxima vez. Pero Indonesia está ahí dándote vueltas y más vueltas. ¿Te resistes o te dejas llevar?
Indudablemente hay cientos de lugares maravillosos. Y cuanto más viajas más consciente eres de los que aún te faltan por conocer. Pero yo voy a intentar que te decidas por Indonesia. No por llevarme una comisión, que no la hay, sino porque casi todos los que hemos vivido allí hemos aprendido a amarla.
Y sin más preámbulos, he aquí 10 motivos por los que debieras elegir Indonesia:
1. ¿Eres aventurero? ¿Te gusta el senderismo y la vida salvaje? Pues estás de suerte, en Indonesia podrás trepar hasta la cima de sus volcanes desde donde divisarás preciosos lagos. O atravesar tupidos bosques al estilo de los grandes exploradores.
De paso, dependiendo de la zona, puedes encontrar totalmente en libertad exóticas aves multicolores y animalillos tales como serpientes. U otros en peligro de extinción como tarsius, orangutanes o lagartos komodo. ¿Te parece poca adrenalina?

No te confíes, este komodo estaba dentro de una especie de zoo y recién alimentado. A los sueltos, ni se te ocurra acercarte.
2. ¿Qué eso es demasiado, para mí desde luego que a veces sí, y lo que buscas es relax y playita? En tal caso, deja lo anterior para otros y date un paseo por las maravillosas terrazas de arrozales, Patrimonio de la Humanidad.
O túmbate todo el día en una hamaca bajo las palmeras de una de las numerosas playas desiertas. De paso puedes hacer una sesión de yoga o recibir un masaje a orillas del mar. Y finaliza tomándote un juguito de coco recién cortado o un delicioso batido de aguacate o sirsak.
3. ¿Qué no, que lo tuyo es la juerga? Pues será complicado elegir un local de entre los tropecientos de Bali o las Gili.
4. ¿Qué prefieres la vida más sana, los deportes náuticos? Nada mejor entonces que practicar surf. Si no tienes suficiente agilidad lo puedes cambiar por snorkel. Contemplarás uno de los fondos coralinos mejores del mundo, los favoritos de Cousteau.
O por el buceo, si es que no te importa compartir el territorio con tiburones de arrecife, con mantas o con legiones de medusas. Tranquilos, las medusas están mutadas, no pican, y los tiburones son pequeños y aunque no llegan a ser vegetarianos, no son peligrosos para los humanos.
5. ¿Qué eres de secano, como yo, y lo que te va es la cultura y las piedras? Uf, pues te esperan llamativos templos centenarios, danzas exóticas y ritos e historias que mezclan hinduismo, budismo, animismo, cristianismo o islamismo.
6. ¿Qué vas más allá y buscas rarezas, experiencias tribales? Entonces, créeme, alucinarás con las costumbres funerarias de la zona de Toraja, donde el difunto comparte la vida diaria de los vivos, como uno más.

Aunque no lo parezca, lo del centro es un ataúd.
7. ¿Qué todo eso está muy bien pero que a ti lo que te gusta es el shopping? Ya te adelanto que por falta de tiendas y vendedores ambulantes no quedará. Aunque, por favor, pasa de los souvenirs habituales, esos iguales a los de cualquier lugar. Elige artesanía. Hay mucha y de la buena y asequible para todo tipo de bolsillos.
Disfrutarás, entre otras mil cosas, de coloridos tejidos con elaboradas técnicas de fabricación y estampación (de paso sabrás de dónde viene la palabra Batik, mi adoptado apellido).
O de óleos llenos de luz, o de las magistrales tallas en piedra o madera. Si no fuera por el tamaño y peso, dirías a todo como en el anuncio de la tele ¡Me lo llevo!

Detalle de una puerta de madera tallada
8. ¿Qué todo eso sigue estando muy bien pero que las vacaciones están para disfrutar y ya estás hasta el gorro de los dos meses a dieta que necesitaste para el postureillo de las fotos?
Pues no sé si encontrarás alguna estrella Michelín, pero si eres de los que gustan de comidas “explosivas”, léase picantes a tope, este es tu paraíso.
Y si no está la opción de sacrificarse un poco y decir al barquero que llega si te hace en la brasita una langosta o alguna cosilla por el estilo. ¿Qué si estamos locos? No, hombre, no, aquí ciertos mariscos son casi vulgaridades, el precio es de amigos, no de atracador. Eso sí, si quieres mantel y cubiertos mejor te los traes de casa.
9. ¿Qué te va el calor humano, el unirte a la vida y costumbres de la gente? El Edén completo entonces. Es el pueblo más sonriente, abierto y hospitalario que he conocido jamás.
10. ¿Qué te sobra todo lo anterior y lo único que quieres es sacarle partido a tu cámara nueva o al dron? Entonces ya ni te cuento. Coge dos o tres baterías y otras tantas tarjetas de memoria.
Y aquí me quedo, que dije de referir sólo diez razones. Como ves no hay excusa, es un país que, de una u otra forma, cubre cualquier expectativa.
El resto de motivaciones para otro día, o mejor, apórtalas tú. Estoy segura de que las tienes, tanto si ya has estado allí como si no.
Nos vemos pronto. Por supuesto… en Indonesia.
Y si aún te quedó alguna duda, me encontrarás en: Magda Batik
Artículo escrito por Magda Batik.